Planeta "HD85512b". Fuente: ABC |
Hace pocos días, el diario ABC recogía una asombrosa noticia: otro planeta como la Tierra ha sido descubierto a "sólo" 36 años luz de distancia. El cuerpo celeste en cuestión, bautizado con el atractivo nombre de "HD85512b" (seductor, ¿verdad?), gira alrededor de una enana naranja en la constelación de Vela y, puesto que está a la distancia perfecta de su estrella y tiene una masa similar a la terrestre, cabe la posibilidad de que sea habitable. El espacio existente entre este planeta y su estrella, según los investigadores, permitiría la presencia de agua líquida en su superficie.
Para más información, aquí os dejo el enlace:
Tan pronto supe de la noticia, me pregunté: en caso de que realmente podamos habitar ese planeta, ¿qué utilidad le daríamos? ¿Nos sirve de algo este conocimiento?
En primer lugar, habría que contar con la posibilidad de que ya exista "vida" en ese planeta. Al parecer, este aspecto aún no ha podido confirmarse pero, si hay agua allí o algo similar, ¿no es perfectamente posible que exista vida orgánica? Y aún me aventuraré más: ¿habrá vida "inteligente"? Aquí es donde los amantes de la ciencia ficción se empiezan a frotar las manos, la mayor parte de ellos con cierto temor. No en vano, el propio Stephen Hopkins, de quién dicen es el hombre más inteligente del planeta (es decir, del planeta Tierra), aseveró que, de existir, los extraterrestres inteligentes que llegasen a nuestro planeta lo harían con intenciones poco amigables...
¿Y si hubiera vida inteligente allí? |
Supongamos que hay vida inteligente allí. ¿Nos entenderemos con ellos? Lo dudo. ¿Podremos establecer un vínculo pacífico? Depende. Si esos "aliens" son tan egoístas y ambiciosos como nosotros y son poderosos, amigos y amigas, os advierto: ¡la guerra interestelar está servida! En el caso de que tengan un "nivel de desarrollo" significativamente inferior al nuestro, poco importará si son ambiciosos o no, puesto que haremos (corrijo: Estados Unidos hará) lo que ya hicieron los españoles en el Nuevo Mundo (curioso nombre al emplearlo aquí, ¿verdad?): entrar a saco y, bajo la bandera de la cultura y la promoción del desarrollo, nos apoderaremos de sus bienes y de sus vidas. ¿Y si son ellos los más desarrollados y bien armados? El proceso será el mismo, pero intercambiando los personajes. ¡Efectivamente: en occidente tomaremos de nuestra propia medicina! Para otros pueblos, en cambio, será más de lo mismo.
Ahora, pensemos que no hay "vida inteligente" en HD85512b. ¿Qué haremos con este nuevo planeta? A bote pronto, se me ocurren dos opciones bien distintas.
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Primera opción
El nuevo Nuevo Mundo se convierte en una forma más de ganar dinero, un filón que muchas grandes organizaciones sabrán aprovechar. En concreto, las empresas especializadas en tratar con la élite económica de la sociedad. Se construirán allí grandes complejos que se convertirán en los nuevos chalés de verano de los más ricos. Además, alguien creará destinos turísticos con todas las comodidades dirigidos a la clase media-alta y alta de la sociedad. Así, será un paraíso reservado tan sólo a los más pudientes. Sí, muchos tendremos que conformarnos con las fotos y los vídeos en HD.
Con un nuevo planeta-basurero, ¡nuestro medio ambiente estará a salvo! |
Segunda opción
Tal vez el nuevo planeta no sea tan idílico como podría parecer, ni tan atractivo como para sacarle partido con el turismo. En ese caso, ¡qué bien nos vendrá para limpiar nuestra querida Tierra y cuidar mejor el medio ambiente! ¿Qué mejor destino para las toneladas de basura que cubren la faz de nuestro planeta que un nuevo planeta similar al que poder llevarlas? "Y así fue como la humanidad halló al fin el modo de purificar las aguas y los vientos de la Tierra: creando un buevo planeta-basurero".
Éstas son las posibilidades que se me ocurren en este momento, pero seguro que hay muchas más. Por si no os habéis fijado, estamos en la Taberna, así que: ¡ánimo! Os invito a buscar nuevas utilidades, ideas, consideraciones o lo que queráis, en torno al descubrimiento de HD85512b.
¡Con lo poco que sabemos de ese Nuevo Mundo, casi todo es posible!
La utilidad científica de estos descubrimientos es siempre grande, ya que nos ayuda a comprender algo más sobre nosotros mismos, sobre cómo se origina una planeta como el nuestro y una vida como la que lo cubre. Cada vez sabemos de más planetas, como éste o de otros tipos, orbitando estrellas de todos los colores, por todas partes de la galaxia: no somos tan especiales, después de todo. ¿Vida? Bueno, eso es imposible de detectar desde aquí, aunque la posibilidad de que haya allí siempre estará. Incluso en planetas que se salen de lo que nosotros consideramos zona de habitabilidad podría haber prosperado algún tipo de vida, lo cual sólo sirve para aumentar las probabilidades de que en algún sitio haya más cosas nadando, reptando, caminando, o quizá incluso diseñando naves espaciales.
ResponderEliminarStepehn Hawking, si bien es una persona muy inteligente y toda una autoridad en su campo, la física teórica, no deja de ser eso, una persona, y porque algo salga de su boca (en realidad, su sintetizador de voz) no pasa a ser palabra de autoridad, menos aún en un tema tan especulativo como éste. Mi opinión es que sabemos de muy pocas especies inteligentes como para poder estimar con conocimiento de causa cómo puede pensar o qué filosofía o modo de actuar tendrá la siguiente civilización que encontremos. De hecho, en cualquier ciencia seria, una muestra de tamaño 1 no se considera útil ;-) Lo único que podemos discernir es cómo nos comportaríamos nosotros, y quizá sea que tengo más fe en nuestra especie, pero creo que hemos madurado bastante desde el Renacimiento, e incluso desde 1945, como para seguir comportándonos de la misma forma. Como quiera que cualquier contacto en el que fuéramos de visitantes tardará en tener lugar como mínimo algunos siglos, aún tenemos algo de tiempo para limar los flecos que nos sobran como especie.
Curiosamente, ninguna de las dos opciones que imaginas para un planeta deshabitado me parecen muy factibles, más que nada por la distancia, y los capitales absurdamente elevados que se necesitarían para llevarlos a cabo. No hay que olvidar lo que significan 36 años luz: alguien sentado en este planeta, todavía no sabe que, por ejemplo, Franco ha muerto (se enterará este 20N, precisamente, cuando reciba las ondas de TV y radio de la época) Si a la luz (y la información) le cuesta llegar todo ese tiempo, hazte una idea de lo que tardan nuestras mejores naves, o incluso los prototipos más avanzados en que se trabaja ahora. Cualquier nave que fuera para allá, incluso siendo muy muy muy optimistas, tardaría un siglo en llegar. Dejando de lado que para la gente de dentro el tiempo transcurrido habría sido sensiblemente menor por esos curiosos efectos que ya predijo Einstein (que se verifican a diario, y sin los cuales, cosas como el GPS no funcionarían), realizar viajes de ida y vuelta tendría el coste añadido de perder para siempre cualquier contacto con las cosas familiares en la Tierra: tardarías en volver 200 años. El coste económico de construir y poner en marcha semejante proyecto sería, mira por dónde, simplemente astronómico, y ninguna fortuna podría permitirse un viaje de placer a HD85512b. Por el problema de la basura, si tan acuciante resultase, tenemos una solución sensiblemente más barata (y aún así, mucho más cara que cualquier programa de reciclaje en que pudiéramos pensar): aprovechar ese horno termonuclear en torno al que orbitamos, que con suma facilidad incinerará hasta no dejar rastro cualquier cosa que le enviemos.
Cualquier proyecto que quisiéramos lanzar a un planeta así, al menos en los primeros siglos de un programa interestelar humano, sería solamente de ida, y estaría muy bien pensado, y no exento de unos riesgos de fracaso enormes: cualquiera que fuera allá estaría básicamente sólo ante el peligro.
Perdona la parrafada, estos temas siempre hacen que se me vaya la mano al escribir jeje :D
Un saludo!
¡Gracias por tu comentario, Eric! Estoy muy de acuerdo con lo que tan bien expresas. Personalmente, creo que falta mucho, mucho tiempo para que el ser humano pueda llegar siquiera con máquinas a este nuevo planeta, como ocurre con los otros dos o tres (si no estoy mal informado) que han resultado ser significativamente similares en su composición a la Tierra. Tú lo has explicado bien: la distancia es abismal y nuestros medios, insuficientes.
ResponderEliminarAhora bien, ¿qué ocurrirá cuando, dentro de -pongamos- 400 años, recorrer 36 años luz sea tan costoso como actualmente lo es viajar de Madrid a New York? ¿Habremos limado los flecos o habremos dado pasos atrás, ética y filosóficamente hablando? ¡No sería la primera vez, como nos enseñó la Edad Media! Y por alguna razón, es curioso observar cómo el devenir de los acontecimientos tiende a ser cíclico (al menos en algunos aspectos). Yo espero, naturalmente, que hayamos sido capaces de aprender de los errores, pero mi confianza en ello es relativa.
Por último, has sacado a colación un tema que me encanta. Se trata de la idea de "vida". ¿Qué es la vida realmente? Estoy convencido de que nuestra visión de los organismos vivos es extremadamente limitada; y es limitada a lo que conocemos, naturalmente. En eso se basa la ciencia, en extraer conclusiones de los datos factibles. Ir más allá es entrar en el maravilloso y, a la vez, pantanoso mundo de la ciencia ficción, pero estoy seguro de que existen en algún lugar, más allá, formas de "vida" bien distintas a las que conocemos, desarrolladas a partir de elementos que tal vez ni conozcamos. En definitiva, niveles de existencia que destartalarían nuestra concepción de la vida.
Pero, como digo, esto nos conduce al mundo de la ficción científica... ¿Cuánto habrá de verdad en ello?
Ah, por cierto, ¡me encantan las parrafadas! Suelen dar fe de un buen conversador ;)
ResponderEliminarLa definición que prefiero de vida (que implica a una maquinaria molecular con capacidad de autoreplicarse y evolucionar) no está exenta de ser aplicada, con matices, a otras cosas, como las propias ideas (me encanta la analogía de Dawkins entre genes y memes), pero en general es bastante amplia y cubriría cualquier forma de vida que hubiera surgido y prosperado por selección natural, que es el mecanismo aceptado por la ciencia, y el único que parece tener papeletas para funcionar en cualquier parte del universo. Que se base en el carbono, en el silicio, o en una molécula distinta al ADN, eso ya es más difícil de preveer.
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