martes, 9 de agosto de 2011

Visita de Benedicto XVI a Madrid: consideraciones económicas (I)

Más de uno se extrañará de que esta entrada aparezca bajo la ominosa etiqueta de "Establos". Como sabéis, en los Establos se encuentra todo aquello que resulta deplorable y que no nos gustaría ver, es decir, aquellas cosas que nos hacen avergonzarnos de nuestros semejantes y, por tanto, de ser humanos. En esta posada, como ya sabéis, el mal se oculta entre las sombras de los caballos. 


¿Por qué ubico la visita de Benedicto XVI en esta estancia? Confío en que esa pregunta quedará respondida a lo largo de la presente entrada.

Permitidme señalar, antes de entrar en materia, que éste es el artículo mejor documentado que he publicado en este blog hasta la fecha. Me parece un tema de gran interés y así he pretendido demostrarlo con la selección de datos y el análisis que aquí se incluye. Espero que el lector no quedará decepcionado con ello. Por supuesto, también habrá espacio para alguna reflexión personal más o menos irreverente.


Asimismo, he comprobado que la extensión del texto sobrepasa en mucho el tamaño de una entrada "normal", con lo que he decidido dividirlo en dos partes, de las que ésta es, claro está, la primera. La segunda y última será publicada mañana.


Leedlo con atención y, si queréis saber más, podéis consultar las fuentes citadas (y muchas otras), donde la información aparece ampliada y es, a mi juicio, de gran interés para todos. Creo que las implicaciones de una visita papal como la que se avecina en Madrid son demasiado influyentes como para permanecer impasibles. Así pues, os sugiero que lo leáis, os informéis bien y, por supuesto, ¡que comentéis aquello que se os ocurra una vez esté el artículo completo!


¡Un gran saludo, del posadero!



Gastos asociados a una visita papal

En primer lugar, es importante señalar que estas cifras, pese a ser estimaciones, son bastante aproximadas a la realidad. Casi no disponemos de datos reales específicos ya que el balance económico de las visitas papales no suele ponerse a disposición pública, ¡pese a ser un gasto público! He aquí un primer asunto más que sospechoso y francamente inadmisible. La transparencia de los gastos públicos debería ser absoluta, aunque en ellos esté implicado el Papa.

Comencemos por las últimas visitas que Benedicto XVI efectuó a dos ciudades españolas: Santiago de Compostela y Barcelona. A tan sólo 10 días de la llegada del Pontífice a Santiago, el diario Público sacó a la luz unas previsiones oficiales según las cuales la Xunta de Galicia (PP) gastaría 6.541 euros por cada minuto que el Papa estuviese en la capital gallega. La noticia señalaba que "en plena etapa de recorte del gasto público, los gallegos pagarán 3.000.000 de euros por las 7 horas y 45 minutos que Benedicto XVI esté en la ciudad, para poner el broche final a las celebraciones por el Año Santo Xacobeo".

Estos datos son coherentes con las cifras aportadas por uno de los periódicos más fiables en materia de economía, elEconomista, que afirma que "la visita (papal) les sale a los estados que lo reciben a unos tres millones de euros al día", reconociendo al mismo tiempo la escasa fiabilidad que ofrecen las fuentes responsables de la organización.

De acuerdo con los datos de la Xunta, la mitad del coste (1.500.000 euros) iría destinado a la retransmisión de los actos, a cargo de la radiotelevisión pública (CRTVG). Entre estos gastos se encuentran la distribución mundial de la señal, toda la plantilla de ente público, los 500 empleados, 60 cámaras movilizadas, 7 unidades móviles digitalizadas, 9 pantallas gigantes, la instalación eléctrica, etc. "Sólo en la corriente eléctrica que se necesita para este dispositivo (las 9 pantallas gigantes) se gastarán 218.300 euros".

El restante millón y medio de euros serviría para pagar la abrumadora logística de atender a las 200.000 personas que, según las previsiones, participarían en los actos, sin contar con los 10.000 fieles que se esperaban para presenciar la misa desde la plaza del Obradoiro. Se incluye aquí el plan de emergencias y de coordinación del voluntariado del Arzobispado de Santiago para la atención de enfermos y ancianos.

Y así se justificaría el escalofriante desembolso de tres millones de euros con motivo de la breve visita del Pontífice a Santiago de Compostela.

Curiosamente, la misma fuente del diario Público sitúa el nivel de gasto de la Generalitat (PSC, IVC y ERC) a causa de la visita del Papa a la ciudad condal en 1.800.000 euros totales, casi la mitad que la Xunta. ¡Y eso que en Barcelona pasaría 22 horas, frente a las 8 horas en Santiago! Si consultamos el diario elEconomista, volvemos a encontrar coherencia absoluta: 1'8 millones es el coste estimado para los contribuyentes catalanes.

Añade este último: "Según las averiguaciones hechas por elEconomista, la diferencia estriba en la forma de contabilizar los gastos de transmisión por televisión. Mientras la televisión gallega lo cifra en un millón de euros, en Cataluña fuentes de TV3 aseguraron que "no vamos a dar una cifra porque el gasto entra dentro de los presupuestos ordinarios de nuestros informativos para actos extraordinarios", explicó un portavoz."


La visita a Madrid

¿Qué ocurre con la próxima visita a Madrid del Pontífice? Las mismas estadísticas que ubicaron en 3 y 1,8 millones las estancias del Papa en Santiago y Barcelona, respectivamente, cifraron el coste de la Jornada Mundial de la Juventud en Madrid en la friolera de 25.000.000 euros, tal y como refleja el diario Público. Sin embargo, fuentes más recientes (junio de 2011) ya sitúan el presupuesto en 50 millones de euros, esto es, ¡el doble de lo anteriormente previsto! ¿Alguien es capaz de asimilar mentalmente una cifra de semejantes proporciones?

El periódico Las Provincias recoge las declaraciones de los organizadores de la Jornada Mundial de la Juventud (que cada cual vea qué credibilidad le concede a dicha fuente) en las que "aseguran que tendrá un coste cero para el contribuyente". (Disculpen que me ría a carcajadas, pero el chiste me ha pillado desprevenido; para otra vez, avisen ustedes, no sea que me atragante). De acuerdo con esta fuente (tan fidedigna), el multitudinario encuentro de Benedicto XVI en Madrid "se financiará, en un 70% con las aportaciones de los participantes y en un 30% con aportaciones dinerarias de una veintena de empresas".

Claro. Me pregunto cómo puede sostenerse esta osada afirmación cuando el Metro de Madrid ha subido su coste en un 50%. Efectivamente, desde este lunes "el billete sencillo de Metro, Metro Ligero y EMT cuesta 1,50 euros", como apuntan en las noticias de RTVE. ¿Es casualidad que esta subida coincida con la proximidad de la visita del Papa? Permitidme dudarlo.

Con este descomunal incremento, el metro de Madrid se convierte en el más caro de España, por encima de San Sebastián y Barcelona. Puede que la pregunta del millón sea: ¿a quién afectará esta subida? Puesto que los precios de los abonos y billetes de diez viajes se mantienen como estaban, según fuentes del Gobierno de la Comunidad de Madrid, el incremento sólo afectará a los "viajeros esporádicos que podrían convertirse en habituales al adquirir un metrobús".

La traducción de esta información está muy clara. Con la llegada del Papa a las Jornadas Mundiales de la Juventud, miles y miles de personas se trasladarán a Madrid, convirtiéndose automáticamente en potenciales "viajeros esporádicos" de metro. Estos visitantes se encontrarán ante la siguiente tesitura: 1) moverse por el metro con billetes sencillos, pagando ese 50% más, o 2) comprar un billete de diez viajes que, probablemente, no llegará a completar, con lo que le seguirá saliendo más caro.

Conclusión: la banca gana, el usuario pierde. Una vez más, se repite el eterno leitmotiv.

Y, en contra de las declaraciones de los organizadores de estas Jornadas, estas medidas no afectarán únicamente a los participantes, sino a todo ciudadano español que, desde ayer, decida utilizar el metro de forma no habitual, ya sea cristiano, ateo, budista o musulmán. Esta situación, amigas y amigos, es completamente inadmisible.


Mañana será publicada en este blog la segunda parte de este artículo.

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