domingo, 6 de noviembre de 2011

El camino también deja huella

En este lugar de encuentro para los caminantes, son muchas las trayectorias que se entrecruzan, plasmando fuertes huellas unas en otras. Todos los caminantes somos conscientes de que dejamos huellas con cada paso de nuestro incesante caminar. Dejamos huellas en el polvoriento suelo, hasta que el viento o el agua las borre. Y dejamos huellas más difíciles de borrar en aquellos que, en algún momento, caminan a nuestro lado, como también ellos dejan huellas perennes en nosotros.

Todos estamos cubiertos de huellas. Las huellas de nuestros acompañantes, de nuestros amigos, de los cruzados de la vida... y también del propio suelo que pisamos.

Pues, cuando nuestro pie se hinca en el suelo, no sólo queda éste hendido por nosotros. También el camino hiende huellas en nuestro corazón. Vamos aprendiendo de cada paso, pero incluso esto sería decir poco. En realidad, vamos construyéndonos y reconstruyéndonos continuamente en nuestro caminar, sin descanso, sin volver a ser jamás los mismos que fuimos. Pues ya no somos lo que éramos hace un kilómetro: pasamos a ser nosotros + las huellas que ese kilómetro deja en nuestro haber.

Somos caminantes de la vida y, como tales, somos, de forma implacable e ininterrumpida, receptores de nuevas experiencias cuyo poder de cambiarnos resulta en ocasiones completamente imprevisible. Y no es que acumulemos esas experiencias, del mismo modo que los trastos viejos se acumulan en un cajón. Más bien, las huellas que el camino deja en nosotros son como hierro que se funde, integrándose con el resto de las experiencias ya asimiladas.

No, no negaré que somos lo que somos. No negaré que estamos conformados de genes que delimitan nuestro aspecto físico, y buena parte de lo que no se ve. Pero, ¿acaso no cambiamos a lo largo de nuestra vida? ¿Acaso lo que somos no depende de lo que hemos vivido, de aquellos parajes por los que hemos caminado? ¿Seríamos iguales si, habiendo nacido aquí, hubiésemos vivido desde bien pequeñitos en Ruanda, o en Iraq?

Para completar esta reflexión, os invito a leer mi artículo sobre el poder del camino sobre nuestro ser, publicado hace una semana por mi buen amigo y gran persona Javier Mérida en su página web. Aquí os dejo el enlace: 

(entrad en "Firma invitada")

¡Espero que podamos compartir opiniones y comentarios al respecto!
¡Un gran saludo, caminantes!


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