lunes, 3 de junio de 2013

Antonio Jiménez-Ruiz nos sumerge en la mente del "Vampiro de Hannover"

Hoy tenemos en exclusiva para La Posada de Juan Luis Vera una interesante entrevista realizada a Antonio Jiménez-Ruiz, el autor que está arrasando con su novela "Te vi brillar", una mirada certera sobre uno de los psicópatas más sanguinarios de la historia: Fritz Haarmann, el vampiro de Hannover.
La novela está magistralmente ambientada en la oscura Alemania de la postguerra, sumida en una profunda crisis económica, social y moral. En ese clima de miseria y desesperación surgió un asesino cuya historia hiela la sangre. Sorprende que este "monstruo" sea menos conocido que otros psicópatas de más renombre; de hecho, ésta es la primera aproximación concienzuda en castellano a la mente del asesino, salvando alguna novela gráfica venida de Alemania o ciertos textos científicos del ámbito de la psiquiatría y la criminología.
Ahora, Antonio Jiménez-Ruiz nos acerca al mundo interior de un hombre que sumió en el más absoluto terror a los ciudadanos de Hannover durante muchos años. "Te vi brillar", una novela negra histórica que no dejará a nadie indiferente.

Sin más dilación, os dejo con la entrevista al autor:


¿Por qué El Vampiro de Hannover para tu primera novela? ¿Cuál fue el verdadero impulso para decidirte a escribir “Te vi brillar”?
Desde que leí su historia me llamó mucho la atención. Hay muchos casos de asesinos en serie y Fritz Haarmann fue de los peores, desde luego. Pero, independientemente de sus crímenes, me interesó su relación amor-odio con su amante, Hans Grans. La razón definitiva para comenzar a escribir "Te vi brillar" fue la fascinación que tengo por la época en que sucedió todo: la Alemania de la posguerra, la pobreza, la brutal inflación que devaluó completamente el marco... Y en medio de todo ello, Fritz Haarmann.
Hay muy poca ficción sobre el tema en España, a excepción de libros especializados. ¿Tienes alguna relación/afición con el mundo de la criminología?
Relación, ninguna; afición, toda. Siempre he sido un seguidor de la novela negra e histórica, pero sobre todo de la Criminología, la Ciencia Forense y del estudio de los llamados “asesinos en serie”.
La novela está muy bien documentada. ¿Cuáles han sido las fuentes? Aunque, considero que están citadas algunas a lo largo de la narración.
Las fuentes las he sacado principalmente de mi bibliografía e Internet. Al documentarme, encontré gran cantidad de artículos dedicados al Vampiro de Hannover, algunos con datos interesantes acerca de la atención mediática que tuvo el caso, las víctimas, el juicio a Haarmann, etc. El problema es que la mayoría de esos artículos estaban en inglés o en alemán, así que me tuve que emplear a fondo en la traducción. También conseguí por la red un plano de Hannover del año 1923 que me fue de gran utilidad.
En cuanto a ambientar y desarrollar la acción en la época, todo fue a base de documentación y de información sobre la situación de Alemania a principios del siglo XX. Por suerte, siempre me ha gustado la Historia y disfruté mucho documentando la novela; además, quería que fuera lo más veraz posible y no caer en contradicciones, saltos en el tiempo ni nada por el estilo.
Construir personajes como Haarmann suele ser complejo, un arma de doble filo, por lo muy estudiados, y conseguir verosimilitud en un personaje real es complicado. ¿Crees que lo has conseguido, te costó mucho?
Creo que el resultado final es muy fiel al personaje, porque también me documenté todo lo que pude acerca de Fritz Haarmann, de lo que se conoció de él, su personalidad excéntrica y los trastornos y obsesiones que le derivaron a hacer lo que hizo. Hay algunos detalles del personaje que son producto de mi imaginación, pero, casi por completo, el Fritz Haarmann de "Te vi brillar" es muy parecido al que sembró el terror en Hannover hace 90 años.
Antonio Jiménez-Ruiz
¿Crees que estamos viviendo momentos sociales críticos, como para que se acentúen las actuaciones de psicópatas latentes? ¿O por el contrario crees que los asesinos en serie actúan independientemente de la situación de su entorno?
Por lo común estos psicópatas son impermeables a la sociedad en general. El principal rasgo de los asesinos en serie es la falta de una conciencia que les impide echarse atrás en sus crímenes, eso les hace vivir en una burbuja al margen del resto.
¿Luchas por intentar dedicarte de lleno a la profesión de escritor, o piensas que haber escrito la vida del psicópata de Hannover es una experiencia más en tu vida? Háblanos de lo que haces.
Sí, me gustaría ser escritor y vivir de ello, ¡por supuesto!, aunque soy realista al respecto. Aparte de escribir, trabajo en la cocina de un restaurante, y soy consciente que ganarse la vida como escritor está muy complicado, pero saco tiempo de donde puedo para seguir escribiendo, que es algo con lo que disfruto cada día más.
¿Cuáles son tus lecturas favoritas, libros, autores, inspiración…?

¡Me gusta leer de todo! Leo mucha narrativa, autores como Cesare Pavese, Franz Kafka, Charles Bukowski, etc. Me gusta desde Nietzsche hasta Stephen King, con el que me aficioné al terror. Pero siempre me ha fascinado todo lo relacionado con la criminología, el estudio de los perfiles criminales, etc. Por eso, también sigo a gente como Vicente Garrido o Robert Ressler, que han escrito obras destacables sobre el tema.

 
"Te vi brillar" se presenta como una obra de referencia para conocer el mundo del psicópata en general y del Vampiro de Hannover en particular, además de ser un retrato detallado de una época sin la cual no se comprende la situación socioeconómica actual. Sin duda se convertirá en un libro indispensable para los amantes de la criminología y la psicología forense. Desde aquí, desear todo el éxito del mundo a Antonio Jiménez-Ruiz, pues su trabajo con esta obra bien lo merece. 


FICHA TÉCNICA:

Título: Te vi brillar
Autor: Antonio Jiménez-Ruiz
Editorial: Amarante
Género: Novela negra histórica
Año: 2013
Palabras: 76500 (aprox.)
ISBN ebook: 978-84-941415-6-0
Formato ebook: ePub (sin DRM)
Precio ebook: 4.99 €

domingo, 28 de abril de 2013

"Kichay", 15 relatos para saborear



Este pasado viernes, 26 de abril, tuvo lugar en la librería "La esquina del zorro" (Madrid) la presentación de KICHAY, la última obra de Alejandro Romera, acto en el que tuve el privilegio de participar presentando al autor. Desde aquí agradezco una vez más a Alejandro su confianza en mí. El acto se inició con un cuentacuentos hilarante y muy bien elaborado, seguido de la presentación propiamente dicha. Aquí os dejo una parte de mi participación en esta jornada, en referencia a KICHAY y su autor.
 

Alejandro Romera (Miradas de ébano, 2011; Kichay, 2012) nace en Madrid en 1978, es ingeniero de telecomunicaciones y en la actualidad trabaja como profesor de imagen y sonido. Sin embargo, su gran pasión desde muy pequeño ha sido la escritura, en diversos formatos (novela, relatos, poesía...), pero siempre dirigida hacia sí mismo, para su realización personal y probablemente sin pensar en un público objetivo. De hecho, he leído una frase de Alejandro que me ha llamado poderosamente la atención y que quiero compartir con ustedes. Decía así: "No tengo premios ni una dilatada carrera como literato, tan solo la necesidad de contar". Personalmente, me parece una idea acertadísima. Y es que, si algo tenemos en común los que escribimos, es precisamente esa necesidad de contar cosas, de transmitir algo nuestro a los demás, buscamos la comunicación mediante la palabra escrita, que puede ser tan efectiva o más que la palabra hablada, si se da con el receptor adecuado. Y no estamos hablando de una comunicación superficial o efímera, sino de gran profundidad y calado, una relación que a veces es tan intensa que puede cambiar el curso de una vida. 


Pues bien, se nota que Alejandro siempre ha tenido muy claro este aspecto de la escritura que tiene que ver con la necesidad de escribir lo que uno siente que ha de escribir. Porque si no es así, corremos el riesgo de perder la esencia de la escritura por buscar una mención o un premio que, en la mayoría de los casos, está vendido. Por eso precisamente, la esencia de la tarea del escritor radica en contar lo que se quiere contar y como se quiere contar; esencia ésta que Alejandro conserva sin mácula, y eso se plasma con toda transparencia en su obra. 



"Kichay" es un compendio de 15 relatos cortos muy distintos entre sí, al menos en apariencia. Son historias de gran brevedad y concreción, como dicta el género, bien enfocadas sobre el tema que el autor quiere presentarnos y con un estilo narrativo sencillo, lo que no significa simple ni superficial; de hecho, es todo lo contrario. Los relatos de este libro conjugan distintas perspectivas narrativas, en primera y tercera persona, en presente y en pasado, incluso hay algún relato en forma de epístola..., en definitiva, un gran número de recursos literarios sobre los que Alejandro demuestra un completo dominio, no sólo porque su uso sea técnicamente correcto, sino porque consigue con ello que la historia se transmita con mucha más fuerza al lector e impacte de lleno en su mente.

Cada uno de los relatos recogidos en "Kichay" deja un poso en el lector, o al menos así ha sido en mi caso y el de otras muchas personas -lectores y escritores- que ya han posicionado a Alejandro Romera en su lista de autores a seguir muy de cerca. Como decía, Alejandro sabe cómo remover en la mente del lector, incluso con relatos que apenas superan las tres páginas. Esta obra contiene historias con una fuerza narrativa poco común, así como una originalidad que yo, personalmente, echo de menos en la literatura que nos venden desde los medios de comunicación y las grandes superficies. Originalidad, sí, aunque nos hayamos acostumbrado a decir que ya está todo inventado.

Alejandro Romera presentó "Kichay"en la librería "La esquina del zorro", Madrid

Y quisiera llamar la atención sobre esta postura, en la que no parece fácil ponerse de acuerdo. Son muchos los autores, en distintas ramas artísticas, que afirman que ya está todo escrito, o filmado, o contado... Habría que analizar de qué estamos hablando exactamente. En "Kichay" se tratan temas muy dispares: la injusticia, la guerra, la atracción, la desigualdad, la muerte, la venganza..., en definitiva, aspectos que en mayor o menor medida han ocupado la mente humana desde el principio de la especie. Tópicos, podríamos decir, pues han sido parte de nuestra tradición cultural sin distinción de época, raza, sexo o religión. Y sin embargo, hay mucha originalidad en la obra de Alejandro Romera. Esto es posible si nos planteamos la creatividad como el reto de contar una historia desde un prisma distinto a los habituales.

Prolongada e intensa firma de ejemplares de "Kichay"

En el caso de los relatos de "Kichay", es cierto que los temas desarrollados responden a grandes leitmotiv, pero lo que atrapa, lo que sorprende, lo que impresiona de ellos es precisamente lo insólito de su enfoque. Ahí reside, desde mi punto de vista, gran parte de la originalidad que encontramos en "Kichay", en la forma de enfocar la atención del lector sobre determinados aspectos realmente novedosos del tema tratado.
El enfoque de Alejandro Romera, si bien es distinto de un relato a otro, suele conjugar la fantasía con la más rabiosa realidad, la ternura con la crítica social, o la cotidianidad más palpable con sucesos extraordinarios. Todo ello a lo largo de 15 historias donde se sugiere mucho más de lo que se cuenta y lo que se cuenta no es más que una pequeña parte de la totalidad narrativa, como corresponde a las exigencias de un género tan complicado de elaborar como lo es el cuento o relato breve. 

Leyendo el libro, queda claro que todos y cada uno de los relatos ocultan tras de sí un arduo y prolongado trabajo de elaboración, pero un trabajo que, ante todo, sospecho que ha estado colmado de satisfacciones. Y estoy convencido de que todo eso, de algún modo, se transmite al lector.

La presentación motivó un interesante debate durante el turno de preguntas

Para mí, la lectura de “Kichay” ha sido, sencillamente, deliciosa. Cada relato se puede degustar tanto como el lector se quiera permitir. Los hechos narrados trascienden las páginas del libro, sobrepasan la escena, se expanden en nuestra mente y calan con fuerza más allá de los bastidores que limitan la obra literaria. Los mensajes de estos cuentos naufragan de forma sublime como literatura cuando atracan en el puerto de la vida, de nuestra vida, como un azote crítico que entronca simbióticamente con la realidad nuestra de cada día.

Por eso, les invito a paladear esta obra poco a poco, sin prisas, pues si bien pueden ustedes leerlo en unas horas y también quedarán satisfechos, la grandeza de “Kichay” es que nos da la opción de ser lectores activos, no pasivos. En otras palabras, Alejandro Romera nos ha brindado la oportunidad de ser coautores de su obra, de elaborar los relatos, en definitiva, de saborear la literatura. Sólo por eso, ya merecería la pena leerlo, pero es que hay mucho más, y eso habrán de descubrirlo ustedes mismos.

Con Alejandro Romera, después de la presentación