domingo, 12 de agosto de 2012

Prometheus: una vuelta de tuerca al universo de Alien (sin spoilers)


Un buen día, RidleyScott decidió embarcarse en la creación de una nueva entrega de Alien; esta vez, un viaje al origen de la especie, a lo que ocurrió antes de que la Nostromo se posase en aquella roca ignota atraída por una extraña llamada de socorro. La precuela daría respuesta así a los interrogantes que han inundado la cabeza de los fans de la mítica saga durante más de treinta años. ¿Quién es el space jockey (ese sorprendente jinete espacial) que aparece apenas unos segundos en "Alien: el octavopasajero"? ¿De dónde ha salido esa gigantesca nave en forma de diadema? ¿Cuál es el verdadero origen de la raza alienígena más terrorífica del séptimo arte?

Con estas ideas presentes, Ridley Scott se puso manos a la obra. No obstante, muy pronto se disparó su brillante imaginación y empezó a configurar el germen de una nueva historia, si cabe aún más ambiciosa, que iría mucho más lejos del legado de la famosa franquicia. Así nació "Prometheus".

Probablemente, los amantes de Alien no quedarán defraudados por la nueva cinta de Scott. El universo de la criatura cuya sangre es ácido permanece latente en Prometheus de principio a fin y en diversas formas: escenarios, escenas en espejo, personajes, la estructura narrativa... No obstante, la ambición del director en esta ocasión pone el listón más alto. La película se asoma a una de las grandes preguntas universales de la humanidad, a saber: ¿de dónde venimos? ¿Quién nos creó, si es que nos creó alguien, y para qué? ¿Qué haríamos si estuviéramos cara a cara con nuestro creador?

Arranca la historia con el descubrimiento de una pintura rupestre con 35.000 años de antigüedad que muestra a la humanidad adorando a un ser superior que señala una serie de puntos en el firmamento. Lo más insólito es que la posición de esos puntos coincide al milímetro con otras representaciones de diversas culturas que jamás tuvieron contacto alguno entres sí. El descubrimiento de una galaxia lejana cuyos planetas responden a la misma disposición que los puntos de las pinturas hace sospechar a los dos científicos responsables de la investigación, Elizabeth Shaw (Noomi Rapace) y Charlie Holloway (Logan Marshall-Green), que aquella galaxia podría albergar respuestas claves sobre nuestro pasado. Así se pone en marcha una expedición financiada por el poderoso empresario Peter Weyland (Guy Pearce) para hallar nuestro origen que acabará poniendo en peligro, no sólo a sus integrantes, sino a toda la raza humana.

Scott crea una trama compleja que se ve propulsada entre el origen de su criatura de 1979 y nuestra propia historia como humanidad, teniendo como meta última el sueño del titán Prometeo: elevar a los hombres al nivel de dioses. Pronto se descubre que dicho sueño, como ya le ocurriera al gigante de la mitología griega, trae consigo abundantes consecuencias.

Por otro lado, hablar de dioses es hablar de nuestros creadores, y en esto tampoco cojea el guión. La cinta de Scott está repleta de interrogantes acerca de por qué otra raza habría decidido crear al ser humano, y aquí juega un papel primordial el carismático androide (no podía faltar uno) David 8, magistralmente interpretado por MichaelFassbender, y que ha provocado en un servidor agradables reminiscencias a "Blade Runner". Como criatura que conoce y puede dialogar con la raza que le creó, las conversaciones del sintético con el resto de la tripulación, si bien breves y poco profundas, resultan fascinantes.

Quizá una de las pocas máculas de Prometheus (y por la cual se está lapidando desmesuradamente el filme) está precisamente en la poca profundidad de sus interesantes reflexiones, así como las fluctuaciones en el desarrollo del argumento, que a veces parece avanzar a trompicones. A mi juicio, ambas cosas obedecen a la imposibilidad de reflejar todas las ideas que alberga la trama en dos horas de metraje. Mi opinión es que una película más larga habría permitido un desarrollo argumental mucho más constante, así como un guión más pulido.

Más bien, si yo tuviera que destacar un aspecto en contra, éste sería el pobre desarrollo de los personajes. Llegados al final de la cinta, apenas sí tenemos la sensación de conocer a cuatro personajes, y no siempre hasta el punto mínimo que permite empatizar. El resto son carne de cañón de la que no llegamos a saber nada; de algunos ni siquiera nos sonará la cara, hasta el punto de que creeremos verlos por primera vez más allá de la mitad de la película.

Sin embargo, la gran pericia del director salva estas limitaciones la construcción de un potente hilo conductor que sobrevuela la individualidad de los personajes, la perfección visual de las escenas y los espectaculares diseños de H.R. Giger. Quizá sea esto último el plato fuerte de Prometheus. Tanto la nave como los distintos escenarios en los que se desarrolla la acción dejan al espectador con la boca abierta, la primera incursión en la laberíntica caverna es simplemente admirable y los efectos especiales gozan de una meticulosidad épica.

Es por ello que, en mi opinión, esta película no debería verse en 3D, sobre todo si el film se proyecta en una sala no ideada específicamente para dicha tecnología, pues en muchas ocasiones los escenarios y otros diseños perderán parte de su exquisito detalle. Me permito sugerir el visionado de Prometheus en pantalla grande (merece la pena) y HD, pues en tal formato la fuerza visual de la cinta se muestra en todo su esplendor. Y ese aspecto no tiene desperdicio.



FICHA TÉCNICA:
Título original: Prometheus
País: USA
Productora: 20th Century Fox
Director: Ridley Scott
Guión: John Spaihts, Damon Lindelof
Reparto: Michael Fassbender, Charlize Theron, Noomi Rapace, Idris Elba, Patrick Wilson, Guy Pearce, Rafe Spall, Sean Harris, Kate Dickie, Logan Marshall-Green, Emun Elliott
Calificación: No recomendada para menores de 12 años