miércoles, 24 de agosto de 2011

"Vuelo de libélulas": el punto de partida

Queridos visitantes de la Posada, a continuación os dejo un adelanto de lo que podéis encontrar en "Vuelo de libélulas". Si alguno espera que revele algo de la trama o de la trayectoria del personaje, mejor será que espere sentado. Aquí sencillamente os ofrezco unas notas acerca de la cimentación sobre la que se erige la historia de la novela. En otras palabras, un pequeño sendero hacia las ideas que dieron forma al texto final.

Pese a lo que pueda parecer, "Vuelo de libélulas" no es una novela sobre política. Ni siquiera sobre los enfrentamientos de unos grupos políticos con otros. Más bien, se trata de una novela "social".

Como sabéis, la historia trata de un joven que se define a sí mismo como persona que pertenece a un grupo, y desde ahí, este chico comenzará a ver la vida con otra perspectiva. Poco importa que este grupo sea político, religioso, intelectual, deportivo o parrandero. Lo que es realmente importante -por ser el denominador común de todo ello- es que se trata de un grupo social que, en un intento de reforzar su identidad, lucha por diferenciarse de otros grupos. Y, si para ello es necesario el enfrentamiento y la oposición abierta, sus miembros no tendrán reparos en emplearlo.

¿Habrá algún día un clásico sin agresiones?
Siempre ha sido así. Los forofos del Real Madrid se enfrentan a los del Barça, intentando demostrar que son mejores. Y lo mismo ocurre con los del Barça respecto al Madrid. Son los dos grandes equipos del panorama futbolero nacional y, por tanto, están destinados a un enfrentamiento sin fin. Si el Real Madrid gana, ya sabemos que sus prosélitos ensalzarán a su equipo, su entrenador y sus jugadores. Los seguidores del Barça, no obstante, se opondrán a esa consideración y quién sabe si la victoria del Madrid será vista como resultado de las faltas cometidas por sus jugadores, un mal arbitraje o, sencillamente, la suerte. Pero, ¡ojo!, lo mismo ocurrirá, pero a la inversa, si el equipo vencedor resulta ser el Barça. ¡Lo hemos comprobado claramente hace unos días, en la final de la Super Copa!

El enfrentamiento es habitual entre los grupos ideológicos
En los grupos ideológicos de tendencia política el proceso no es muy distinto (salvando las diferencias obvias). Si yo estoy en el grupo A, que se manifiesta en contra del grupo B, trataré de defender a mi grupo como el mejor a base de descalificar y desautorizar, bien los argumentos, bien a las propias personas, que pertenecen al grupo B. Para mí, el grupo B está equivocado o son unos sinvergüenzas; todo lo contrario del grupo A, al que yo pertenezco. ¡Éstos son honrados y luchan por un ideal justo, que merece la pena defender! Por eso yo estoy dentro de ese grupo.

Este tipo de dinámica tiende a desencadenar enfrentamientos abiertos que con demasiada frecuencia acaban en violencia. A los hechos me remito. La noche anterior a la llegada del Papa a Madrid, lo que habrían de ser unas manifestaciones pacíficas de peregrinos, por un lado, y laicos, por otro, se convirtió en un auténtico intercambio de violencia. 

Manifestaciones "pacíficas" acaban en violencia
¿Cómo puede ser que dos movimientos que abogan por la paz acaben recurriendo a la violencia verbal y física? La paz es uno de los valores fundamentales de la Iglesia Católica, y esto se acentúa especialmente en todas las JMJ. Por otro lado, la manifestación laica partió con un espíritu expresamente pacífico. No obstante, las agresiones fueron bidireccionales. En un intento de desacreditar al otro, estos grupos acabaron por desacreditarse a sí mismos. (No perdamos de vista, por otro lado, que no podemos etiquetar a todo un grupo por las acciones de unos cuantos, que es un error muy común).

¿A dónde nos lleva todo esto? Entre otras cosas, a considerar que la lucha de grupos es común a todos los ámbitos sociales, sin distinción de edad, sexo, valores, etc. Si apuramos, ¡incluso las rivalidades entre pueblos vecinos entran en este contexto!

Por eso, "Vuelo de libélulas" no debe enmarcarse dentro de las rencillas políticas por el simple hecho de que el protagonista esté dentro de un grupo neofascista. La ideología del grupo es circunstancial. Pero hay algo verdaderamente sustancial: que se define dentro de un grupo social frente a otro u otros.

La "identidad grupal" permite que mil actúen como uno sólo
A partir de ello, podemos hacernos más preguntas: ¿qué hace que un joven entre en un grupo tan cerrado?, ¿cómo se forman estos grupos?; ¿cómo se mantienen vivos y activos?, ¿por qué es tan difícil salir de ellos una vez se está dentro?...

Todas estas preguntas, y muchas otras, dieron origen a lo que hoy es "Vuelo de libélulas".

Así pues, con esta novela pretendo acercar este tema, característico de los experimentos y estudios de la Psicología Social, a todas las personas que les interese. Todos formamos parte de la sociedad y, por ello, todos podemos vernos influidos por los grupos sociales. Ésta es la razón por la que me parecía interesante convertir en novela esta temática tan trascendental, para que todo el mundo pudiese tener acceso a ella sin necesidad de leerse grandes volúmenes teóricos.


El nazismo logró que millones de personas dejasen de ser ellos mismos para ser clones dentro del movimiento, amoldándose todos al mismo comportamiento y las mismas ideas. Es lo que se conoce como "desindividuación".

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